«El FSB destapó y frustró una operación de la dirección de inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania y de sus patrocinadores británicos para secuestrar un caza MiG-31 de la Fuerza Aeroespacial de Rusia equipado con los misiles hipersónicos Kinzhal», señaló el comunicado del ente entregado este martes a la prensa.
Según la nota, para robar el avión caza, la inteligencia ucraniana trató de reclutar a pilotos militares rusos ofreciéndoles el pago de tres millones de dólares.
De acuerdo con la operación ucraniano-británica, el caza debía volar hacia una base aérea de la Organización del Tratado del Atlántico Norte situada en la ciudad rumana de Constanza, donde podía ser derribado por las baterías antiaéreas.
Según un agente del FSB, en la operación para secuestrar el caza ruso MiG-31 estaría implicada una organización llamada Bellingcat, vinculada al Reino Unido. Esa entidad extranjera fue declarada «indeseable» en Rusia.
«La inteligencia usó a la llamada organización periodística Bellingcat, que ya estaba en nuestro foco, para contactar con el comandante del avión caza», dijo el agente al canal televisivo Rossiya 24.
El piloto del caza confirmó que una persona vinculada a Bellingcat intentó reclutarle en el otoño de 2024.
«En el otoño de 2024 un tal Serguéi Lugovski que se presentó como empleado de la agencia periodística internacional Bellingcat, me contactó por Telegram», dijo el piloto al canal televisivo Zvezdá, añadiendo que el sujeto le envió la imagen de su credencial de periodista y le ofreció dinero.
Al parecer, señaló, el tal Serguéi quiso comprometerle para que después coopere con la inteligencia.
«Por ejemplo, en una de las conversaciones Serguéi me propuso hablar del pago que me haría por la entrega de información de carácter militar. Debían transferir el dinero a mi tarjeta bancaria personal. Corté la comunicación y cualquier contacto con el tal Serguéi», detalló.
Los ucranianos, desveló, le propusieron primero un millón de dólares por el secuestro del MiG-31, y si llevaba un misil hipersónico Kinzhal le prometieron aumentar la recompensa a tres millones de dólares.
«También me ofrecieron la ciudadanía de uno de los países occidentales», contó. Según un vídeo publicado por el FSB, los agentes de la inteligencia ucraniana querían que el copiloto del MiG-31 matara al piloto durante el secuestro del avión de combate.
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