Con voz serena y un brillo persistente en los ojos, la profesora titular del Instituto de Medicina Deportiva repasó su vida entre monitores, bicicletas ergométricas y jóvenes aprendices. “Yo sigo activa, sigo trabajando, sigo aportando resultados, no solo desde la docencia, sino también en la investigación”, expresó, como quien se niega a colgar los guantes del oficio que ama.
González de Huerta, doctora, fisióloga y maestra en control médico del entrenamiento deportivo, dirige desde hace más de 20 años una maestría en Medicina del Deporte, calificada de excelencia nacional en 2017.
“Nada de lo que hacemos sería posible sin el trabajo de los jóvenes profesores que nos acompañan”, dijo con el orgullo de quien ha aprendido a medir el tiempo en generaciones, no en calendarios.
Desde su laboratorio de pruebas de esfuerzo —“ese espejo del alma física”, como lo llama— sigue explorando los secretos del cuerpo en movimiento.
En Afide 2025, su conferencia estuvo dedicada a las pruebas de esfuerzo cardiopulmonar, un instrumento esencial para descifrar cómo se comportan los sistemas cardiorrespiratorio, metabólico y muscular de los atletas de alto rendimiento.
“Esa prueba no solo te dice si un deportista está listo, sino cómo su organismo responde durante ejercicios de intensidad extrema, lo que resulta vital para los médicos y entrenadores”, explicó con entusiasmo.
Su proyecto de caracterización morfofuncional de atletas de alto rendimiento no busca únicamente parámetros fisiológicos, sino una comprensión integral del rendimiento humano. “Te permite conocer cómo el cuerpo se desempeña en función del deporte y del rol que el atleta ocupa en el juego o combate”, precisó.
A sus 75 años, González de Huerta sigue dirigiendo un equipo multidisciplinario de cardiólogos, neumólogos y jóvenes fisiólogos que considera su mayor legado.
“Mi objetivo principal ahora es dejar raíces, formar lo que viene detrás. Ellos garantizarán que no se pierda lo que hemos logrado”, confesó con una emoción contenida que desbordaba respeto por la continuidad.
El próximo lunes comenzará el proceso de acreditación de excelencia de la especialidad de Medicina del Deporte, bajo la supervisión de la Junta de Acreditación Nacional, y ella estará allí, firme, guiando a sus discípulos con la misma energía de cuando inició su carrera en los años setenta.
En Afide 2025, su intervención no fue solo una exposición científica, sino una declaración de amor a la profesión: una invitación a escuchar el corazón del deporte más allá de los cronómetros, donde cada latido —como ella misma enseña— es una forma de esperanza que nunca deja de entrenar.
jha/blc
