Los presidentes de RDC, Félix Tshisekedi, y de Ruanda, Paul Kagame, están en la capital estadounidense, así como otros mandatarios y personalidades invitados a la ceremonia; en tanto, en territorio congoleño voces de la sociedad civil consideran que este instrumento no conducirá a la paz verdadera.

En un comunicado emitido la víspera, 67 organizaciones no gubernamentales señalaron que, sin un diálogo nacional inclusivo que aborde las causas profundas de los conflictos, dé voz a las poblaciones afectadas y reúna a otros actores armados, a la oposición no armada y a la sociedad civil, será imposible concretar la paz.

Al respecto, indicaron que los avances en los procesos de Washington y Doha no mejoraron la situación en el terreno.

El portavoz del Gobierno, Patrick Muyaya, manifestó este miércoles en conferencia de prensa que la firma en Washington corresponde a un proceso transparente, sobre el cual fueron informadas todas las instituciones del país.

Mientras, Tina Salama, portavoz del presidente Tshisekedi, sostuvo que el acuerdo “no implica la venta de minerales a los estadounidenses” y la soberanía sobre los recursos continúa enteramente congoleña.

“Esto no es una paz contra los minerales, como se ha dicho. Se trata de la seguridad de los minerales para privar a la guerra de financiación”, subrayó Salama y agregó que no se construye un protectorado disfrazado.

“Los mecanismos son conjuntos, equilibrados y legalmente enmarcados”, afirmó en referencia a varios rumores sobre el instrumento; así como manifestó que tampoco implica un “reparto de territorios o parques nacionales”.

Los portavoces respondieron en el intercambio a varias de las opiniones que se generan sobre el acuerdo, donde el mayor punto coincidente entre los congoleños es la poca concreción en el terreno tras cinco meses de su firma, llevada a cabo el 27 de junio por los cancilleres de RDC y Ruanda.

El Barómetro de Acuerdos de Paz en África, una plataforma dedicada al seguimiento, la evaluación y la promoción de la implementación efectiva de este tipo de instrumentos, observó que, pasado este tiempo, el progreso es frágil y desigual.

Según su reporte, en noviembre de 2025 se puede hablar de estancamiento en la implementación, con 19 de las 30 tareas identificadas en el Acuerdo apenas en su fase inicial, lo que representa una tasa de cumplimiento general del 23,3 por ciento (70 de 300 puntos).

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