El presidente nigeriano, Bola Tinubu, alabó la acción de las fuerzas de seguridad en el rescate de los cautivos de hombres armados, a los que identificó como «bandidos», aunque se abstuvo de proporcionar detalles de la operación que logró la liberación de los secuestrados.

Mientras duró su cautiverio, pequeños grupos de menores aprovecharon descuidos de sus raptores para escapar y tras recorrer varios kilómetros de espesa selva, retornar junto a los suyos.

Esta es la primera operación de gran magnitud de las fuerzas armadas nigerianas poco más de una semana después de la renuncia del ministro de Defensa, general Mohammed Badaru Abubakar, por razones sin especificar, aunque resulta obvio que el aumento de la inseguridad en el norte del país está detrás de la decisión del Jefe Militar.

A diferencia de acciones similares por grupos islamistas asentados en el estado nororiental de Borno, el rapto de los menores de la escuela de la localidad de Papiri, el mayor de una larga secuencia de hechos similares en este país del occidente africano, tenía como fin demandar rescate en metálico por una de las bandas que proliferan hace años en el norte nigeriano.

En el caso de los islamistas, buscan derrocar al gobierno central e instaurar un califato regido por la sharia, la jurisprudencia ortodoxa musulmana.

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