Ahmed, de origen sirio y 42 años de edad, resultó herido en el brazo y la mano, pero logró impedir que uno de los agresores siguiera disparando en la playa de Bondi, el balneario más popular de Australia, ubicado en Sídney, donde el domingo se realizaba una celebración de Janucá.

Como consecuencia de la agresión, al menos 16 personas perdieron la vida y 38 resultaron heridas.

Albanese calificó a Ahmed de “un verdadero héroe australiano” y dijo que fue un honor escucharlo contar cómo decidió actuar en medio del caos.

Según relató el mandatario, Ahmed compartía con amigos y se disponía a comprar un café cuando comenzaron los tiros, se escondió detrás de unos vehículos y, con gran valentía, se abalanzó sobre uno de los dos atacantes hasta arrebatarle el rifle.

Al decir del primer ministro, tal acción constituye una inspiración para todo el país. Además, conversó con los padres de Ahmed, a quienes describió como “orgullosos”.

El jefe de Estado prometió la víspera que impulsará un endurecimiento de las leyes sobre armas tras considerar esta masacre en Sídney como un acto de terrorismo antisemita.

Entre las medidas planteadas por el gobernante está limitar la cantidad de armas que puede poseer un titular de licencia.

Dicha propuesta surgió después de que la olicía confirmara que el mayor de los tiradores, un australiano de 50 años -abatido por las autoridades-, había adquirido de forma legal seis rifles.

El hombre pereció durante una confrontación con las fuerzas del orden, mientras su hijo de 24 años –el otro agresor en este suceso que fue frustrado por Ahmed- se encuentra hospitalizado bajo custodia policial.

Medios australianos de prensa describen el ataque como el más sangriento en casi 30 años en el país oceánico.

Entre las víctimas mortales figuran una niña de 10 años, un rabino y un sobreviviente del Holocausto.

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