“La única manera de solucionar el problema es que el Gobierno de Ecuador entregue en calidad de asilado a Jorge Glas a México”, dijo el experimentado diplomático en una entrevista televisiva y remarcó que el detenido tendría que regresar a la embajada mexicana.
Añadió que después el gobierno de Ecuador podría solicitar formalmente, por coherencia, la extradición de Glas, aun cuando México difícilmente aceptaría.
Consideró alentadora para restablecer el diálogo entre ambos países, la declaración oficial ecuatoriana de su disposición al diálogo con México.
Rodríguez calificó como gravísimo el asalto policial a la representación diplomática de México en Ecuador, al punto que hasta el gobierno de Estados Unidos, que tiene relaciones estrechas con la administración ecuatoriana, se ha sumado a la condena internacional a lo ocurrido.
Señaló que las embajadas están excluidas de la jurisdicción del país sede y señaló que no existe norma alguna que prohíba dar asilo a acusados o condenados por corrupción, como alega el gobierno de Daniel Noboa.
Explicó que la convención de Caracas de 1945 establece claramente que el estado asilante es el único que puede calificar si el asilo procede o no.
El excanciller destacó también como gesto de rectificación del canciller peruano, Javier González-Olaechea, la revocación de la imposición de visa de ingreso a Perú para ciudadanos mexicanos.
Señaló que fue un error considerar que la medida haya sido anunciada por el gobierno peruano como acto de reciprocidad ante similar medida previa de México, como si fuera una medida enmarcada en la controversia política entre ambos países.
Añadió que México restableció la visa para la entrada de peruanos a ese país por razones migratorias y no políticas, debido a que ciudadanos peruanos llegan a México para pasar a Estados Unidos clandestinamente.
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