Una compleja madeja que hoy comienza a preocupar a numerosos analistas como el conocido politólogo Pablo Simón, que vislumbra un terreno cada vez más escabroso en la andadura del Gobierno de izquierdas encabezados por el socialista Pedro Sánchez.
Rasgarse las vestiduras parece la línea favorita en una y otra dirección. Hasta hace un mes, el tema preponderante era la ley de amnistía, que beneficiará a un grupo de independentistas catalanes, liderados por el todavía prófugo de la justicia Carles Puigdemont, titular del partido Junts por Cataluña.
Empero, el proceso que mantiene en primer plano el asunto y que apunta a pasar página a lo ocurrido en 2017 cuando el propio Junts, Equerra Republicana y otras agrupaciones de Cataluña intentaron la secesión de España, fue relegado por expedientes de supuesta corrupción.
El más sonado, alrededor de Koldo García, exasesor el antiguo ministro socialista José Luis Abalos, a quien se investiga por transacciones fraudulentas de mascarillas sanitarias durante la pandemia para su enriquecimiento ilícito.
Luego, ayer saltó los manejos similares, pero en otro contexto, de la pareja de la integrante del conservador Partido Popular (PP) y presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. También relacionado con adquisición de mascarillas con fines de apropiarse de grandes sumas de dinero.
Las tres cuestiones saltaron este miércoles al Congreso de Diputados, donde se vieron encarnizados debates entre Sánchez con varios ministros, Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, y sus más cercanos colaboradores, y el mandamás de la ultraderecha de Vox, Santiago Abascal.
Ataques a familiares de los políticos, incluida la esposa del actual jefe de Gobierno, Begoña Gómez, o Alberto González Amador, el novio de Díaz Ayuso, entre otros.
No faltará pólvora para mañana jueves, cuando en el Parlamento de discuta y apruebe o no, la propuesta de ley de amnistía.
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