jueves 25 de abril de 2024
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Detalles de la pesadilla en Somalia

La Habana (Prensa Latina) Desde el derrocamiento hace 33 años del presidente Mohamed Siad Barre, Somalia naufraga entre tensiones y preocupaciones, una de ellas, enfrentar las consecuencias derivadas de la inestabilidad climática en el oriente africano.

Por Julio Morejón Tartabull

De la redacciòn de Àfrica y Medio Oriente

Si bien la principal prioridad política de las autoridades en Mogadiscio es la guerra contra el grupo Al Shabab (Los Jóvenes), conflicto que comporta un desempeño intermitente a diferencia del desafío ambiental, el cual es un asunto permanente.

En 33 años, al paìs lo asolò una treintena de amenazas relativas al clima, entre ellas, 12 sequías y 19 inundaciones, para agudizar su situaciòn uno de los Estados pobres más afectados por las distorsiones medioambientales en el planeta.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifró en 43 mil los muertos por la sequía en 2022 y pronosticó que de 18 mil 100 a 34 mil 200 personas podrían perecer este año a causa de esa crisis.

El conflicto con la naturaleza es cuenta pendiente en ese país deteriorado por largas temporadas secas o anegado por inundaciones, con un mar degradado por la superexplotaciòn pesquera y una fauna terrestre cada vez más escasa,

Tales conductas del ecosistema inciden gravemente en el desarrollo nacional con dañinas consecuencias sociales muchas veces irreparables, por lo profundo que esas calaron.

“En total, 1,7 millones de personas fueron afectadas de una u otra forma por la catástrofe, de acuerdo con recientes estimaciones de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA)”, citó el portal dw.com.

“Según ONU y la Agencia Somalí de Gestión de Desastres (Sodma), al menos 120 personas murieron y más de un millón se vieron desplazadas por las lluvias torrenciales, agravadas por el fenómeno meteorológico de El Niño”, apuntó el sitio digital gestion.pe.

Los anteriores son ejemplos de que el cuarto trimestre del 2023 fue complejo para la sociedad somalí por el desafío climático.

El impacto de la sequía fue catastrófico: 8,3 millones de personas estaban luchando por sobrevivir, afirmaron fuentes de organizaciones no gubernamentales y destacaron que 1,8 millones de niños se hallaban desnutridos.

Por encima de esas cifras -que variaron según las fuentes- expertos coincidieron que el período 2020-2023 fue el más severo en las últimas cuatro décadas, en cuanto a la escasez de precipitaciones y declive de fuentes hídricas.

Para ofrecer cobertura al segmento vulnerable, se valoró la necesidad de dos mil 600 millones de dólares, con los cuales se asistiría a entre 5,2 y 6,9 millones de personas que necesitarían respaldo humanitario en Somalia en este 2024.

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Sin dudas el impacto del cambio climático, el largo conflicto bélico interno y la reproducción a la baja de la economía, colocan al país del oriente africano en una situación de extrema dependencia de la ayuda internacional.

Emplear esa asistencia responde a propósitos inmediatos para tener estabilidad y recuperar su dinámica de Estado, pero a la vez resulta que esos son los asuntos menos cerca de resolverse nacionalmente al menos por el momento.

“Estamos decididos a abordar las causas subyacentes de las crisis de Somalia, mejorar los medios de vida, y construir soluciones duraderas», afirmó a finales de 2023 el comisionado de Sodma, Mohamud Moalim.

Aunque el trance somalí es polifacético y precisa una solución integral se labora para revertirlo, pero las arcas del Estado muchas veces no poseen capacidad financiera para hacerlo y los donantes internacionales no siempre lo asumen plenamente.

El gobierno junto con la ONU adoptó la Contribución Determinada a Nivel Nacional para avanzar en la preservación climática mundial, en la que se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 30 por ciento para 2030.

Otros proyectos se orientan a solucionar asuntos urgentes como el del suministro de víveres para el periodo 2024-2025, apoyado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA)

Además se registran acciones oficiales contra la propagación de enfermedades, luego de reconocer al país como de los menos preparados para hacerlo ante a la pandemia de la Covid-19.

La OMS y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) previeron el riesgo de multiplicación de casos de cólera y malaria con el advenimiento del ciclo de lluvias en la población degradada por la sequía y se tomaron medidas al respecto.

Asimismo el país pudo avanzar con un plan coordinado contra la poliomielitis, cuya meta era llegar en enero a vacunar unos 2,7 millones niños menores de cinco años de edad, también como esfuerzo institucional para atenuar la crisis general.

No obstante, el insistente conflicto bélico continúa drenando las posibilidades de un restablecimiento integral, porque el camino de la paz, la reconciliación y la reconstrucción son hoy solo espectros en la pesadilla somalí.

arc/mt

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