En ese momento, Biden y Xi reabrieron canales de comunicación en cuestiones militares, lo cual sofocó el peligro de una escalada en unos nexos que llegaron a estar al límite; además, acordaron reiniciar la cooperación en materia de regulación antinarcóticos e inteligencia artificial.
Taiwán estuvo en la agenda de la plática. Xi afirmó que esa cuestión es la primera línea roja que no debe cruzarse en las relaciones entre China y Estados Unidos.
El mandatario chino exhortó a la parte estadounidense a traducir en acciones concretas el compromiso de su homólogo de no apoyar la «independencia de Taiwan».
Un comunicado de la Casa Blanca detalló que Biden enfatizó la importancia de mantener la paz y la estabilidad a través del estrecho de Taiwán, así como el estado de derecho y la libertad de navegación en el mar de China Meridional.
También dialogaron sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania, la desnuclearización de la península de Corea, la lucha contra el cambio climático y las políticas comerciales.
Los dos líderes acogieron con satisfacción los esfuerzos en curso para mantener canales abiertos de comunicación y gestionar responsablemente la relación mutua.
Estados Unidos enviará en pocos días a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y al secretario de Estado, Antony Blinken, a China. Beijing dio la bienvenida a esas visitas.
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