Esa instalación militar, situada en el distrito de Silven, en el este de ese país, está destinada a ejercicios de defensa contra amenazas nucleares, biológicas, químicas y radiológicas, precisa el documento. Desde 2004, esa base es escenario de entrenamientos conjuntos entre las tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y las búlgaras, mientras que desde 2006 unidades estadounidenses están estacionadas allí de forma permanente.
Poco antes de su regreso a Roma, Mattarella fue recibido allí, en compañía de Radev, por el jefe del Comando Operativo de las Fuerzas Conjuntas, general Francesco Paolo Figliuolo, así como por el comandante del Grupo de Batalla Multinacional de la Fuerza Terrestre Avanzada de Bulgaria, coronel Mariano Rocco Scandurra.
El 17 de abril último, durante la parte inicial de su estancia en la capital búlgara, Sofía, el mandatario italiano fue recibido por Radev en Palacio Presidencial, donde ambos trataron, entre otros temas, acerca de la compleja situación internacional, en particular sobre los conflictos en Ucrania y en Medio Oriente.
Evaluaron en particular el peligro de una escalada bélica en esa última región, así como sobre la dramática situación en la Franja de Gaza, donde producto de los ataques de Israel murieron ya unos 34 mil palestinos.
En declaraciones a la prensa, Mattarella destacó que ambos coincidieron en la importancia de realizar todo el esfuerzo posible “para encontrar una manera de alcanzar la única solución posible de dos Estados para dos pueblos”.
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