«Estoy queriendo organizar, con los llamados presidentes democráticos, para definir una estrategia para enfrentar el crecimiento de la extrema derecha», señaló Lula a periodistas en el Palacio de Planalto, sede del Poder Ejecutivo en Brasilia.
Comunicó que planteó su propuesta al jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, y al líder francés, Emmanuel Macron.
También notificó que discutirá tal sugerencia con otros gobernantes progresistas antes de la Asamblea General de Naciones Unidas, prevista para septiembre en Nueva York, Estados Unidos.
Adelantó que viajará en mayo a Chile, donde espera que su homólogo Gabriel Boric convoque a a otros líderes a una cita de coordinación política.
Para Lula, el caso de la extrema derecha es mundial y constituye un retroceso democrático, pues representa un avance del racismo, de la xenofobia y de una agenda de costumbres que persigue a las minorías.
Mencionó en tal sentido el crecimiento de la ultraderecha en Europa y Estados Unidos, que en enero de 2022 sufrió un ataque al Capitolio.
«Hoy, la prensa no habla, pero en Estados Unidos hay 450 presos por el ataque al Capitolio. Fue una afrenta a la democracia… Estamos viviendo un nuevo período», certificó el fundador del Partido de los Trabajadores.
Comparó esa invasión con el asalto a las capitalinas sedes de los Tres Poderes el 8 de enero de 2023, protagonizado por adeptos radicales del exgobernante Jair Bolsonaro, bajo gritos de intervención militar y en rechazo a su asunción al poder.
Finalmente, Lula defendió el enfrentamiento, «a nivel internacional» del «crecimiento de la extrema derecha en sus matices».
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