Aunque hoy el tono se multiplicará en aristas y comentarios, las últimas horas se desarrollaron de modo frenético después de una carta publicada por Sánchez en su red social X.
Al tal punto, que el jefe del Ejecutivo canceló toda su agenda y adelantó que anunciará su decisión final el próximo lunes, tras preguntarse si merece la pena seguir soportando esta situación.
Se refería a la denuncia contra su esposa, Begoña Gómez, por supuesta corrupción, interpuesta por una organización de ultraderecha llamada Manos Limpias, sin pruebas contundentes.
Sin embargo, aun conociendo la calaña del grupo acusado en el pasado de oscuros manejos financieros y alianzas con la extrema derecha internacional, un juzgado de Madrid abrió una investigación contra Gómez por la supuesta comisión de delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
Sánchez publicó sus comentarios en X y un rato más tarde se reunió en el Palacio de la Moncloa con varios miembros del Ejecutivo y dirigentes socialistas para intercambiar puntos de vista sobre la situación.
Tengo fe en la justicia, de todas formas, dijo ayer en una breve intervención en el Congreso de Diputados con rostro serio y visiblemente contrariado.
A la pregunta que se hizo de si vale la pena seguir, el propio Sánchez se respondió: no lo se, necesito parar y reflexionar. Señaló que lo hablaría con su esposa, de quien se manifestó estar ‘profundamente enamorado».
‘Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor’, precisó Sánchez.
Las acusaciones de Manos Limpias, basadas únicamente en informaciones de prensa y comentarios de tertulianos de radio y televisión, fueron aprovechadas por el conservador Partido Popular (PP) y la ultraderecha de Vox para incrementar sus ataques contra el mandatario.
Igualmente, el PP se valió de lo ocurrido para distraer la atención del expediente judicial contra Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, figura importante de la derecha española.
González Amador, según fuentes judiciales, se declaró culpable y aceptó pasar ocho meses de cárcel y pagar medio millón de euros a Hacienda, en un escándalo por manejos y ventas fraudulentas de mascarillas sanitarias durante la pandemia.
Respecto a la cuestión del presidente del Gobierno, todos los activos principales de la izquierda se pronunciaron a favor de su continuidad en el poder y calificaron de infamia la campaña de descrédito promovida por la derecha.
El Gobierno, incluido el ministro de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños, calificaron la denuncia de ‘falsa y propia de actitudes ‘trumpistas’.
Difamación escandalosa fue como mínimo lo enarbolado por el equipo de Sánchez y sus colaboradores, que lo arroparon en redes con hashtags como #yoconpedro o #notodovale.
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