Rendidos a sus pies quedaron los presentes que abarrotaron las gradas de la célebre Caja Mágica cuando el número ocho del ranking mundial remontó para imponer su favoritismo con marcadores de 4-6 y doble 7-5 sobre el polvo de ladrillo de la pista Manolo Santana.
Fue el segundo título de esta magnitud ganado por Rublev en su carrera, luego de dominar el año pasado en Montecarlo al batir en la final al danés Holger Rune.
El tenista de 26 años llegó a tierras ibéricas después de sufrir cuatro derrotas consecutivas, pero aquí combinó la fuerza mental con la de sus muñecas y derrotó a rivales como el bicampeón local Carlos Alcaraz (tercera raqueta del orbe) y el estadounidense Taylor Fritz.
Su víctima de hoy, por primera vez en una final Masters 1000, había llegado a esta instancia sin sudar la camiseta ante los abandonos del checo Jakub Mensik y el italiano Jannik Sinner (número dos del planeta) y el retiro en la primera manga del checo Jiri Lehecka.
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