domingo 19 de mayo de 2024
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Eliminar el sida, meta posible con grandes retos (+Fotos +Video +Post +Infografía)

La Habana, 8 may (Prensa Latina) Pensar en un mundo donde el sida deje de ser una amenaza de salud pública está lejos de constituir una quimera, pues resulta hoy una meta posible con la acción combinada de gobiernos y comunidades.

Por Martha Isabel Andrés

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) considera que tal propósito podría alcanzarse en 2030 de cumplirse cuatro elementos fundamentales: seguir la ciencia y la evidencia, poner los derechos humanos en el centro, empoderar a las comunidades y contar con el financiamiento necesario.

Así lo expresó en entrevista exclusiva con Prensa Latina la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, y sostuvo que desde 2010 se registran progresos significativos a nivel internacional, como demuestra el hecho de que las muertes relacionadas con la enfermedad se redujeron más de la mitad y también hubo disminución en la cantidad de nuevas infecciones.

Sin embargo, apuntó que la batalla no se ha terminado, pues en la actualidad solo unos cinco o seis países ya lograron las metas planteadas para 2025 y otros están cerca de conseguirlas, pero muchas naciones continúan fuera del sendero ideal e incluso están yendo en la dirección contraria.

“La mayor parte del avance se reporta en África subsahariana, aunque vemos algunas regiones como Europa del Este e, incluso, América Latina, donde las nuevas infecciones aumentan en lugar de disminuir”, precisó.

A pesar de los numerosos desafíos existentes, Byanyima destacó que existe un camino claro para eliminar el sida, el cual incluye, en primer lugar, seguir la evidencia científica, saber quién se encuentra infectado y alcanzar a esas personas, una tarea en la cual ONUSIDA desempeña un papel importante, pues compila datos en la materia y los presenta a los gobiernos y las comunidades de manera que puedan tomar decisiones a través de la ciencia.

Lo segundo es poner los derechos humanos en el centro, porque “cuando las personas están huyendo de leyes que penalizan, cuando están temerosos de hablar de su estado serológico debido a los fuertes estigmas en las sociedades, incluso si están las medicinas disponibles, no van a ir a buscarlas”, alertó la directora ejecutiva, quien realiza una visita de trabajo a Cuba del 6 al 9 de mayo.

En ese sentido, lamentó que en más de 60 países existen normativas que criminalizan las relaciones del mismo sexo o discriminan por motivos de identidad sexual, y que en más de un centenar de territorios se penaliza algún aspecto del trabajo sexual.

“Tales legislaciones solo crean odio y violencia contra personas vulnerables, por eso deben existir sociedades equitativas que permitan a todos buscar el apoyo necesario”, dijo.

La titular de ONUSIDA se refirió, como un tercer elemento, a la importancia de poner a las comunidades a la cabeza del enfrentamiento al flagelo, por tratarse de una enfermedad relacionada con el sexo, un tema tabú del que las personas no quieren hablar, por lo que el modo de lograr que aborden esas cuestiones sensibles es encontrar confianza en sus propias comunidades, donde pueden impulsarse tanto la prevención como la detección y el tratamiento.

El cuarto aspecto es contar con financiamiento y recursos, lo cual constituye un gran reto, porque quienes son vulnerables al VIH muchas veces no son valorados por los gobiernos y no se invierte lo suficiente en su acceso a los servicios.

“Además, estamos en un momento en que la solidaridad entre los países ricos del Norte y los del Sur disminuyó, por lo que los programas dirigidos a alcanzar a los más pobres están amenazados, a lo cual se suma que los sistemas de salud se debilitaron durante la pandemia de la Covid-19 y se siguen viendo perjudicados a causa de la guerra en Ucrania, la inflación global, y la crisis fiscal y de deuda en los Estados con mayores presupuestos, así que el financiamiento es un reto”, abundó.

Si esos cuatro aspectos se cumplen, sentenció Byanyima, realmente podríamos alcanzar el control de la pandemia para 2030.

UNA ENFERMEDAD DE INEQUIDAD E INJUSTICIA

Eliminar los estigmas y la discriminación en contra de los grupos vulnerables y las personas que viven con VIH es indispensable para avanzar en la batalla contra esta pandemia, desde cuyo inicio han muerto 40 millones de personas en todo el planeta.

A decir de la alta funcionaria, los gobiernos deben apropiarse de este tema y comprometerse a garantizar el derecho a la salud de todos sus ciudadanos. “Donde hay sistemas sanitarios privatizados, fragmentados, que dan mejores servicios a los ricos y otros de menor calidad o inexistentes a los pobres, no se puede combatir y vencer”.

El VIH/sida es una enfermedad de inequidad e injusticia, subrayó la directora ejecutiva, y añadió que las autoridades deben comprometerse con proveer servicios equitativos, derogar las leyes que criminalizan e, incluso, en los casos donde no existen legislaciones discriminatorias, promover campañas contra los prejuicios y la exclusión.

Los gobiernos también deben empoderar a las comunidades, cuando se comprende el valor del liderazgo de estas es posible enfrentar mejor las enfermedades, consideró la titular, quien también remarcó la significación de la solidaridad internacional para disminuir las brechas.

Necesitamos que los países ricos permanezcan comprometidos y continúen con el financiamiento, todas las personas tienen derecho a la vida; pero también se precisa que más naciones inviertan en su propia respuesta al VIH/sida, como las que están avanzando hacia el nivel de renta media, manifestó.

Recordó que en la década de 1990 los países ricos y en desarrollo acordaron combatir la enfermedad y se creó ONUSIDA para liderar y coordinar la acción global. Desde entonces, ese programa establece la visión y objetivos del enfrentamiento, recopila datos para ayudar a los Estados a planificar cómo responder, y cada cinco años se traza la estrategia a seguir en el quinquenio siguiente.

También hacemos labores de sensibilización a nivel mundial y luchamos por el acceso a medicamentos mejores y más asequibles para todos, explicó Byanyima, y mencionó en específico que organizaron una petición de más de 100 epidemiólogos, científicos, economistas y abogados para llamar a las compañías productoras de antirretrovirales a que los pongan a disposición para ser producidos genéricamente a precios bajos.

Igualmente abogamos en contra de las leyes que discriminan, instamos a los gobiernos a adoptar políticas correctas, estimamos la cantidad de fondos que necesitan los países, movilizamos recursos y respaldamos el Fondo Mundial de lucha contra el sida, detalló sobre el programa que encabeza desde 2019.

EXPERIENCIAS PARA FUTURAS PANDEMIAS

De acuerdo con Byanyima, el VIH forzó al sistema sanitario mundial a trabajar de forma diferente, porque fue preciso utilizar un enfoque multisectorial para hacerle frente. “No podía resolverse solo desde la salud, están implicados los derechos humanos, las legislaciones, la equidad de género y los derechos de la mujer, la economía, el desarrollo social, el financiamiento”.

Países y líderes que ya lo siguen están logrando resultados extraordinarios.

La lucha contra el VIH también expone la significación de poner a las comunidades en el centro, porque son estas las que toman el mensaje de la prevención y lo llevan a todas los ciudadanos, las que encuentran hasta la última persona que necesita ser vacunada o puesta bajo tratamiento, las que están ahí para cuidar unos de otros, estimó.

Desde su punto de vista, deja así mismo la enseñanza de la solidaridad mundial, la evidencia de que una pandemia es global y no se le puede poner fin hasta llegar al eslabón más débil.

“Frente al VIH los gobiernos acordaron una estrategia y decidieron movilizar recursos del Norte hacia el Sur, establecer metas conjuntas”, destacó al respecto, y lamentó que no se adoptara una visión similar ante la Covid-19, durante la cual la falta de una respuesta internacional retrasó el final y perjudicó a las naciones más pobres.

En la actualidad, 38 millones de personas tienen VIH en el mundo, pero 30 millones de ellas están con tratamiento, no hay vacuna, no hay cura, pero están viviendo bien, también debido a la solidaridad global. “Así que esa es una de las mayores lecciones, la respuesta al VIH muestra el éxito del multilateralismo”, resaltó.

mem/mar

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