La vuelta de Luiz Inácio Lula da Silva a la conducción del Estado sudamericano “cambia muchas cosas para nosotros globalmente”, afirmó el titular del BAfD, Akinwumi Adesina, en uno de los foros auspiciados por la reunión anual del banco, que sesiona en esta capital.
Al decir del experto, la presidencia brasileña del G20 ha puesto de nuevo en la agenda global los problemas del hambre y la pobreza, y “en África, expresó, respaldamos y apoyamos plenamente la respuesta del presidente Lula”.
La alianza contra ambos flagelos, enarbolada por el mandatario sudamericano, también señala la necesidad de incentivar la cooperación Sur-Sur, incluida la colaboración técnica e institucional para que África pueda hacer frente a la inseguridad alimentaria, opinó.
Según destacó la secretaria de Asuntos Internacionales y Desarrollo del Ministerio brasileño de Planificación y Presupuesto, Renata Vargas, su país busca poner la cuestión del desarrollo en el centro de la agenda, en un contexto mundial signado por múltiples crisis y conflictos.
Para encarar tales desafíos, se requiere fortalecer la cooperación internacional, coincidió la funcionaria.
La denominada Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza tiene la intención de obtener contribuciones financieras que permitan la ejecución de acciones en los países más necesitados.
Como parte de los debates del BAfD, Adesina subrayó que tampoco la actual arquitectura financiera internacional “está logrando hacer frente a las crecientes cargas de deuda de los países africanos», otro problema acuciante.
De acuerdo con datos de la institución, la deuda externa africana aumentó casi al doble desde 2010 hasta 2022, al pasar de un monto equivalente al 21,2 por ciento del Producto Interno Bruto del continente a un 38,6 por ciento.
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