La convocaron para las 09:00 (hora local) de este viernes a que rinda su versión libre, voluntaria y sin juramento. También la llamaron para el 28 de mayo, pero no se presentó porque ella no había sido notificada oficialmente, dijo al canal Ecuavisa el abogado de la vicemandataria, Oswaldo Trujillo.

Trujillo denunció además, que la institución judicial tampoco especificó en qué calidad fue convocada la vicepresidenta, como testigo o sospechosa, dijo.

Estamos a la espera de una notificación -mencionó- “si no lo hacen, la vicepresidenta no se presentará. Tampoco si no se especifica en qué calidad debe comparecer», precisó.

Este viernes, la Fiscalía de Ecuador solicitó por segunda ocasión la comparecencia de Abad, para rendir su versión sobre un presunto tráfico de influencias, que involucra a su hijo Francisco Barreiro.

El pasado 21 de marzo, la institución judicial ejecutó varios allanamientos en las ciudades de Quito y Cuenca, como parte del denominado caso Nene, que investiga el presunto delito de tráfico de influencias en la Vicepresidencia de la República.

Barreiro, el mayor de los tres hijos de Abad, fue el único aprehendido en el operativo y llevado a la cárcel de máxima seguridad La Roca, de donde salió el 7 de mayo, tras recibir autorización para responder en libertad al caso luego del pago de una fianza de 20 mil dólares.

Recientemente, Abad responsabilizó al presidente Daniel Noboa por el arresto de su hijo y culpó al mandatario de intentar destituirla.

La vicepresidenta ecuatoriana insinuó que la detención de su hijo Barreiro se debe a un plan para que no ocupe la Presidencia de la República cuando Noboa tenga que entregársela para hacer campaña electoral si se candidatiza para las elecciones de febrero de 2025.

Según refiere el fiscal Anticorrupción Carlos Alarcón, Barreiro pidió diezmos a una persona por trabajar como coordinador de Comunicación de la Vicepresidencia de la República desde que su madre asumió ese cargo.

El pasado 8 de diciembre, la vicepresidenta Abad viajó a Israel para desempeñarse como embajadora extraordinaria y plenipotenciaria en Tel Aviv y colaboradora para la paz, según la orden de Noboa, nombramiento que cuestionó la funcionaria y diversas organizaciones políticas y de derechos humanos.

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