También tenemos ese ritmo porque el uso de esos vehículos de dos ruedas como medio de transporte sigue creciendo, y solo en los primeros cinco meses de 2024 atendieron 10 mil 888 pacientes, expresó el directivo.
Detalló que este tipo de lesionados requiere de una asistencia muy costosa, la cual puede alcanzar unos tres mil quetzales al día (cerca de 385 dólares), pero se puede elevar de 20 mil a 30 mil (sobre los tres mil 500 dólares), dependiendo de la complicación presentada.
Las heridas más frecuentes se dan en los miembros superiores e inferiores, es decir, fracturas de tibia, fémur, huesos de las manos, el antebrazo e incluso la cadera, comentaron médicos del centro asistencial ubicado en el municipio Mixco.
El 43 por ciento de los motoristas que llegan a la Emergencia, de 70 hospitalizados a diario al menos 30 necesitan cirugía por la gravedad de las quebraduras, añadieron al medio de prensa.
Rodríguez recomendó la utilización del equipo de seguridad pertinente como casco, guantes y protectores para extremidades. “Esto disminuirá la severidad de la lesión, pero lo mejor es anticiparse y prevenirla”, subrayó.
Llamó a conducir con precaución, no manejar sobre las aceras, respetar los semáforos y señales de tránsito, así como evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
Datos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social exponen que los servicios de atención a personas accidentadas en motocicleta aumentan a un ritmo de 3 mil casos anuales.
Estos hechos, señalaron antes expertos locales, constituyen una epidemia en el país, sin frenos, a pesar de que satura hospitales todos los días y aflige cada año a un buen número de familias.
En 2023 murieron mil 232 conductores de esos vehículos, una subida de casi el 60 por ciento con relación a los del período anual previo, según informes del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, perteneciente a la Policía.
Autoridades del Ministerio de Salud y Asistencia Social instaron a profundizar en las causas, pero a pesar de los planes y de las sanciones los motoristas continúan como un fenómeno de cuidado en las carreteras de Guatemala.
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