«Trabajando con competencia en la dirección correcta, los resultados en la reducción de la pobreza y del hambre pronto aparecen», escribió al respecto en la red social X el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Durante una entrevista con ONU News, Jorge Meza, representante de la FAO en Brasil, destacó que el hambre en la nación aumentó significativamente durante la pandemia de Covid-19, pero las medidas inmediatas de apoyo social han sido cruciales para la recuperación.
«Para que un país salga del hambre tiene que tener una subalimentación, es decir un nivel de hambre igual o inferior al 2,5 por ciento», refirió.
Señaló que el país, en el período 2021-2023, presenta un valor de 3,9 por ciento de media móvil. «Trabajamos con media móvil de tres años. Con 3,9 por ciento estamos muy cerca del 2,5, la cifra para que el país salga del mapa de la hambruna», explicó.
Brasil logró eliminar el hambre en 2014, pero volvió al mapa en 2021, reflejo del impacto de la pandemia global y del caos político, social y económico implantado en el país durante el Gobierno del exmandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro.
Ahora, el Gobierno federal está comprometido a sacar al país de esa condición nuevamente.
Meza destacó que la lucha contra el hambre en Brasil implica la creación de nuevos programas de generación de ingresos y la atención a las situaciones de vulnerabilidad.
Las cifras indican una tendencia positiva: más de 14,7 millones de brasileños salieron de la condición del flagelo el año pasado.
Además, la inseguridad alimentaria grave promedio cayó del 8,5 por ciento en el período 2020-2022 al 6,6 por ciento entre 2021 y 2023.
También el funcionario destacó la importancia de la ciencia y la tecnología en la agricultura sostenible, esencial para garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo.
El programa Brasil sin hambre, presentado recientemente por el Gobierno, resulta un ejemplo de cómo más de 80 iniciativas están siendo integradas para enfrentar el problema de una manera coordinada.
La agricultura familiar, que representa más del 60 por ciento de los alimentos consumidos en el país, es un factor clave en este esfuerzo.
Según Meza, el gigante sudamericano puede ser un ejemplo para el mundo, compartiendo conocimientos, experiencias y capacidades técnicas a través de alianzas como la Cooperación Sur-Sur, que busca promover la seguridad alimentaria y nutricional a escala global.
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