En una reciente evaluación, el jefe de la misión de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) aseguró que las tormentas han golpeado con fuerza junto a un brote de cólera y la creciente inseguridad alimentaria.
El actual escenario, dijo, exacerba aún más la vulnerabilidad de las familias desplazadas y los sistemas de salud sobrecargados.
Más hogares yemeníes corren ahora el riesgo de desplazarse y estar expuestos a brotes de enfermedades debido a los daños en la infraestructura de agua y salud.
En varias gobernaciones, miles de personas se han quedado sin refugio, agua potable o acceso a servicios básicos y se han perdido decenas de vidas, dijo además.
Según la OIM, entre las zonas más afectadas se encuentra la provincia de Marib, al noreste de la capital, Saná, donde desde el 11 de agosto se han producido fuertes vientos que han dañado gravemente 73 campamentos de desplazados y han afectado a más de 21 mil hogares.
Los servicios públicos, incluidas las redes eléctricas, se han visto gravemente afectados, lo que ha agravado la crisis en una de las regiones más vulnerables del Yemen, agregó.
Otras 15 mil familias en Al Hudaydah y 11 mil en Taiz necesitan desesperadamente ayuda de emergencia luego de que las inundaciones dañaran refugios, carreteras, fuentes de agua e instalaciones médicas allí desde principios de agosto.
“Estas lluvias no sólo han provocado trágicas pérdidas de vidas, sino que también han destruido las pertenencias y los medios de supervivencia de comunidades enteras”, dijo el organismo.
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