Por Jorge Petinaud Martínez
Corresponsal jefe en Bolivia
Durante entrevista concedida a Prensa Latina ante el altar de siete niveles instalado en el Patio Cultural Sopocachi del centro paceño, el diplomático significó la similitud entre las tradiciones de las dos naciones.
“Creo que el día de hoy expresa muy a la perfección lo que somos como pueblos identitarios Bolivia y México”, dijo a esta agencia de noticias.
Resaltó la expectativa por la apertura del altar o de la mesa boliviana, “el ambiente festivo que se siente, algo que identifica a culturas sincréticas como Bolivia y México, que hacemos una fiesta sin perder la solemnidad por la llegada de las almas de los seres queridos que ya partieron”.
Sosa reiteró el concepto de ambiente festivo, porque la creencia consiste en que, a partir del mediodía del 1 de noviembre y hasta el del día siguiente, “están aquí y convivimos una vez más con ellos”.
“Los esfuerzos del altar y de la mesa por brindarles lo que en su momento a ellos les gustaba y gozaban es una manera de tenerlos cerca de nosotros”, explicó.
Añadió que esta fecha en particular representa que la fuerza identitaria, que el sincretismo y que la similitud entre México y Bolivia, como con ningunas otras culturas de América Latina y el Caribe, es muy estrecha, lo cual se expresa en esta celebración de la manera más exponencial.
Al referirse a la consagración de las ofrendas en el altar a Josefa Ortiz de Domínguez, la corregidora de Querétaro, quien sentó la base para la lucha independentista; y a Juana Azurduy, combatiente en las tropas argentinas y las bolivianas por la independencia de Sudamérica, subrayó que se trata de una tradición.
Indicó que, cuando se realiza en el exterior esta celebración, patrimonio cultural intangible de la humanidad declarado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), se honra a figuras representativas de ambas culturas.
“Es época de mujeres, llegamos todas», dijo la presidenta Claudia Sheinbaum cuando asumió el cargo hace unas semanas”, recordó.
“Por eso -precisó el embajador-, en esta fecha hacemos un homenaje a las mujeres independentistas, las mismas que ella mencionó en su discurso inaugural”, comentó al señalar que en ese detalle también existen similitudes.
La velada contó con la presencia de una amplia representación del cuerpo diplomático acreditado, artistas, intelectuales y otros invitados.
Ante ellos, el presidente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FC-BCB), Luis Oporto, recordó que la tradición de Todos Santos y la del Día de Muertos son dos formas de expresión prehispánicas.
Por su parte, el director de Gestión Cultural de la FC-BCB, David Aruquipa, subrayó que estas tradiciones reflejan la cosmovisión de la continuidad de la vida, y que este culto a los muertos coincide con el momento en que las tierras están listas por las lluvias para generar nueva vida.
“La mesa que preparó la FC-BCB y el Centro de la Revolución Cultural y que está instalada en la Sala Artistas Emergentes, recuerda a más de 50 creadores, gestores culturales y personalidades que marcaron la historia de Bolivia”, señaló Aruquipa.
De espacial emoción, resultó en la inauguración de esta jornada la actuación de la cantante Griselda Velázquez, quien caracterizada como la Catrina por la maquillista Amanda Ros interpretó la tradicional canción Llorona, de autoría desconocida, surgida a partir de una leyenda que tiene como punto de partida el lago Xochimilco, de México.
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