Un día como hoy hace 24 años ocurrió la actividad sísmica más fuerte registrada con instrumentos en el país, a las 11:35 a.m. (hora local), durante 45 segundos, la tierra se sacudió a todo lo largo de la cadena volcánica para llenar de luto al país.
Una de las zonas más afectadas fue la colonia Las Colinas, en Santa Tecla, La Libertad, donde más de un centenar de viviendas quedaron soterradas cuando se desprendió una porción de la Cordillera del Bálsamo.
Luego de los movimientos de las últimas semanas en los departamentos de La Unión, La Paz y Sonsonate aumentaron los temores de que algo con una magnitud cercana a los 7.7 en la escala Richter sacuda al país.
La energía que liberó ese fenómeno telúrico fue equivalente a 360 bombas atómicas, según estimados de la época.
El epicentro del sismo fue localizado a 18 kilómetros de la costa de Usulután, a una profundidad de 60 kilómetros, e impactó a 11 de los 14 departamentos del país.
Una estela de muerte y destrucción dejó el sismo, 944 muertos, más de un millón de damnificados y pérdidas millonarias dejó la sacudida.
El temor a que algo similar vuelva a ocurrir está presente más cuando un estudio de científicos españoles indicó que la falla de Guaycume, la misma donde se produjo el desastre, es una candidata para un posible terremoto destructivo.
Al respecto, un informe del diario El Mundo sobre una investigación de cuatro expertos del Instituto Geológico y Minero de España y del Instituto de Geología de España, sitúa con grandes posibilidades, en esa falla la próxima actividad.
El estudio recuerda que el país tiene en su historial, al menos siete terremotos destructivos, que ocurrieron en los últimos cuatro siglos de historia, los cuales estuvieron ubicados «a lo largo del arco volcánico centroamericano».
La investigación, denominada «Modalidad de estrés por falla de Coulomb de terremotos destructivos pasados en El Salvador pronosticando el próximo» y hecha en 2016, señaló que tres de los terremotos registrados estarían relacionados al segmento de San Vicente y a la falla de Guaycume, haciendo referencia a los ocurridos en 2001, 1917 y 1860.
La falla tiene la «mayor tasa de deslizamiento» por lo que, se convierte en «un buen candidato para el próximo terremoto destructivo de arco volcánico», indicaron los investigadores, una predicción que los salvadoreños temen y todos piden que no ocurra.
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