Este grupo se declara «lulista o petista», mientras que un 23 por ciento se alinea a la derecha, siendo un nueve por ciento presuntamente bolsonarista (seguidor del exmandatario Jair Bolsonaro).
Un 14 por ciento rechaza la vinculación directa con Bolsonaro, pero aun así se considera más a la derecha.
El estudio se basa en encuestas nacionales a domicilio realizadas el año pasado, con muestras de dos mil interrogados, con un margen de error general de dos puntos porcentuales.
Para la parte de la población clasificada como clase baja, ese límite sube a cuatro puntos porcentuales.
Además del grupo que apoya directamente a Lula y el PT, un 11 por ciento de los entrevistados de la clase baja afirman tener una visión política más a la izquierda, pero sin considerarse «lulistas o petistas».
Los que no tienen posicionamiento definido suman un 31 por ciento y otro seis por ciento no sabía o no quiso responder.
Un sondeo del instituto Datafolha, publicado el 14 de enero, encendió una señal de alerta en el Palacio de Planalto, sede del Poder Ejecutivo, señala el portal Brasil 247.
El desplome de la popularidad de Lula, al registrar el más bajo nivel de sus tres mandatos como presidente, al ubicarse en 24 por ciento, zarandeó Brasil.
La pesquisa de Datafolha reveló que ese porcentaje evalúo de bueno o muy bueno el Gobierno, con un margen de error de dos puntos.
Tal desaprobación escaló del 34 al 41 por ciento. La proporción de interrogados que calificó de regular el Ejecutivo oscila, del 29 al 32 por ciento.
El resultado reforzó la presión para una reforma ministerial más amplia y rápida, principalmente por parte del Centrão (tendencia política al centro) .
De acuerdo con líderes del bloque, el derrumbe en popularidad del Gobierno debe servir como estímulo para ajustes inmediatos en el equipo ministerial.
La expectativa es que Lula acelere los cambios, buscando reequilibrar la base aliada y fortalecer su dirección para enfrentar los desafíos del año, indica un reportaje del periódico Valor Económico.
El ministro de la Secretaría de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, minimizó la repercusión negativa de la investigación y afirmó que el presidente tiene plena capacidad para reaccionar y promover ajustes necesarios.
«Lula tiene la fuerza para reaccionar y cambiar lo que sea necesario», declaró Padilha, reforzando que el Gobierno está atento a las demandas del Congreso Nacional y la sociedad.
Pese al actual revés, analistas señalan que el Ejecutivo todavía tiene margen para recuperar popularidad.
mem/ocs