De acuerdo con Radio Okapi la urbe permanecía en calma, pero los negocios están cerrados, así como las instituciones financieras, incluidos los bancos; mientras las escuelas y oficinas administrativas no están operativas.
Los hospitales organizan un servicio mínimo para atender a los pacientes y casos de emergencia, entre ellos las personas con heridas de bala, que son remitidos al hospital general de referencia de Bukavu por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Actualité.CD, por su parte, refirió que si bien el M23 ocupó la ciudad la víspera, desde el viernes todo está paralizado debido a los saqueos que siguieron a la retirada de las Fuerzas Armadas congoleñas cuando los rebeldes estaban estacionados en Kavumu.
El tráfico es casi inexistente y los conductores de transporte público monitorean la situación de seguridad antes de reanudar sus movimientos con normalidad.
Tras la caída de Bukavu, las capitales de Kivu Norte y Kivu Sur, los principales aeropuertos del este del país y varias de las ciudades más importantes de la región, incluidos enclaves mineros relevantes, están en poder del M23.
Los dirigentes del grupo armado declararon el pasado 3 de febrero que no pararán su marcha hasta llegar a Kinshasa, a pesar de los llamados al cese al fuego realizados por la comunidad internacional y en particular por los países de África Oriental y Austral.
Esto genera ansiedad en los habitantes del territorio de Lubero, en Kivu Norte, quienes consideran que la ciudad cabecera está bajo peligro de un ataque inminente de los insurgentes. El administrador del territorio, coronel Alain Kiwewa, llamó a la población a no entrar en pánico y confiar en los militares de las Fuerzas Armadas de la RDC, comprometidos en diferentes frentes.
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