“Con la dignidad y el patriotismo que caracterizan a nuestra Diplomacia Revolucionaria, el personal diplomático cubano resistió aquella agresión”, resaltó el canciller en la red social X.
El 12 de abril de 2002 en el contexto del golpe de Estado contra el presidente Chávez, grupos de contrarrevolucionarios de origen cubano y seguidores de partidos venezolanos de derecha, asediaron por 36 horas la sede diplomática.
Las hordas fascistas, amparadas por la impunidad y confabulación del gobierno de Baruta, arremetieron con saña contra la legación al dejarla sin energía eléctrica, agua y destrozar los vehículos oficiales aparcados en su exterior, además de amenazar y lanzar todo tipo de improperios contra los funcionarios cubanos.
El retorno de Chávez al poder -tras su secuestro por militares desleales, que contó con la complicidad del sector empresarial, sindicatos de la oposición, la iglesia católica y los medios de comunicación privados- puso fin a ese triste capítulo en el que el odio y el fascismo adquirieron rostro humano.
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