De acuerdo con el Ministerio de Educación, el país intensificó esfuerzos para garantizar una organización eficiente del proceso.

El objetivo principal es alcanzar un «examen seguro», mediante una planificación integral y una gestión cuidadosa en todas las etapas, informó la cartera.

Según el ministerio, los reglamentos de gestión de exámenes se actualizaron para estandarizar los procedimientos relacionados con la impresión, transporte y almacenamiento de materiales, así como la calificación y supervisión del proceso.

Además, se han realizado revisiones de seguridad en instalaciones clave como centros de impresión y salas de custodia, agregó.

Las autoridades también informaron sobre planes de respuesta anticipada que incluyeron simulacros y protocolos detallados para garantizar la continuidad del examen bajo cualquier circunstancia.

«Para prevenir fraudes, se han implementado medidas integradas de control humano, físico y tecnológico», confirmó la cartera.

El ministerio señaló que los sistemas de detección electrónica han sido mejorados, al igual que la vigilancia en puntos críticos.

Las autoridades educativas organizaron servicios de movilidad, alojamiento, salud y reducción de ruido en zonas cercanas a los centros de examen.

Asimismo, se realizaron adaptaciones especiales como exámenes en braille y ayudas técnicas para más de 14 mil estudiantes con discapacidad.

El examen a la universidad o gaokao suele paralizar al país y movilizar a estudiantes y familiares durante días, ya que aquí se considera el acceso a la educación superior como un camino seguro hacia un futuro brillante para los jóvenes.

La prueba puede durar hasta nueve horas y, según estadísticas, solo tres de cada cinco alumnos lo aprueban.

Los estudiantes chinos se preparan durante años para esta prueba y estudian en promedio al menos 12 horas al día .

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