«Cobarde, vieron su testimonio, ¿verdad? Tenía los labios secos, estaba muerto del miedo. Es muy fácil ser valiente en casa con el celular, hablando mal de los demás», afirmó Lula durante un evento en el estado de Minas Gerais (sudeste).

Momentos antes, el exsindicalista también certificó que Bolsonaro mintió 11 veces al día durante su mandato presidencial (2019-2022) y criticó la postura del acusado durante el interrogatorio del martes.

«Y vieron su desfachatez en su testimonio; es decir, el país no merece esto», manifestó el fundador del gobernante Partido de los Trabajadores.

En la corte superior, Bolsonaro fue interrogado por el ministro Alexandre de Moraes, relator del caso, sobre su papel en el intento de golpe de Estado de 2022, tras perder las elecciones ante Lula.

De Moraes escuchó esta semana a todos los acusados del llamado núcleo crucial de la trama golpista, compuesto por ocho personas, que pretendía mantener a Bolsonaro en el poder, incluso después de su derrota en las urnas.

En su interrogatorio, el excapitán del Ejército afirmó que no entregó la banda presidencial a Lula el 1 de enero de 2023 para evitar ser objeto de abucheos históricos.

Negó asimismo haber editado o reducido el borrador del golpe hallado en la casa de su entonces ministro de Justicia Anderson Torres, quien también testificó.

Bolsonaro fue el sexto acusado en declarar y habló durante aproximadamente dos horas y media.

El Supremo debe decidir entre septiembre y octubre si condena o absuelve a los investigados por el supuesto complot.

Una siguiente etapa es el juicio que definirá si serán penados o redimidos los implicados.

Hasta entonces, las defensas de los acusados y la Fiscalía General aún pueden solicitar diligencias o la recolección de nuevas pruebas.

Además, ambas partes deberán presentar los alegatos finales del caso al ponente De Moraes.

Casi los ocho acusados están imputados de delitos como organización criminal armada, intento de abolición violenta del Estado Democrático de Derecho y tentativa de golpe de Estado.

De igual manera por daños calificados como violencia y amenaza grave, y deterioro del patrimonio histórico.

La única excepción es el diputado Alexandre Ramagem, solo inculpado por ahora de intento de abolición violenta del Estado Democrático de Derecho, conato golpista y organización criminal armada.

El sonado caso sobre la confabulación golpista sigue siendo uno de los más complejos y sensibles en la historia judicial reciente del gigante sudamericano.

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