Según medios locales, lo que debió ser una demostración de fuerza contra el Supremo Tribunal Federal (STF), terminó pareciéndose más a una reunión familiar y no precisamente numerosa.

Uno de los argumentos más repetidos por sus seguidores para explicar el vacío en la manifestación fue que, a la misma hora, el popular Flamengo jugaba (perdió 2-4) contra el alemán Bayern Múnich, en octavos de final del Mundial de Clubes de fútbol que se realiza en Estados Unidos.

«Eso afectó la presencia, claro que afectó. El brasileño ama el fútbol», justificó el diputado federal Sóstenes Cavalcante, del Partido Liberal (en el cual milita Bolsonaro).

Para agravar la resaca, el Grupo de Políticas Públicas para el Acceso a la Información de la Universidad de Sao Paulo divulgó estimaciones de asistencia basadas en análisis de imágenes de drones y cámaras.

¿El resultado? Unas 12 mil 400 personas, una cifra muy modesta incluso para una feria de barrio, muy por debajo de la cifra de participantes del acto anterior en febrero.

Tal contraste no pasó desapercibido. Las redes sociales estallaron en memes y aun así, el exmandatario no se amilanó.

En su intervención, volvió a pedir amnistía para los implicados en el asalto a los Tres Poderes el 8 de enero de 2023, calificó el juicio en su contra de «fumaça de golpe (humo de golpe)» y dijo que «todo fue armado por la izquierda».

También culpó al presidente Luiz Inácio Lula da Silva por «no estar en Brasilia», cuando sus partidarios extremistas invadieron y saquearon en esa fecha las sedes del Congreso Nacional, el STF y el Palacio Presidencial para obstaculizar el ascenso al poder del exdirigente obrero.

Los organizadores intentaron maquillar la baja asistencia hablando de un acto «más simbólico».

En su intento por mantener viva la épica, Bolsonaro prometió que, si en las elecciones de 2026 la derecha logra el 50 por ciento del Congreso, «cambiaremos el destino de Brasil», aunque por ahora parece difícil siquiera llenar una mitad de plaza.

La escena final del acto la protagonizó un señor con camiseta de la selección brasileña, que al ser consultado por qué no había más gente, respondió sin titubear: «Es que Flamengo es Flamengo, ¿no?».

Mientras tanto, el juicio por intento de golpe de Estado sigue su curso en el STF, en el que está involucrado el excapitán del Ejército.

Y así, entre goles ajenos, banderas sin viento y arengas recicladas, la movilización de Bolsonaro de este domingo terminó perdiendo por goleada.

npg/ocs