Según un informe de ese organismo, se prevé que la reducción de la asistencia oficial para el desarrollo destinada a la enseñanza alcance los tres mil 200 millones de dólares, lo cual conllevaría a una caída del 24 por ciento con respecto a 2023.

En ese contexto, el número de menores afectados en todo el mundo aumentará de 272 millones a 278, lo que equivale a vaciar todas las escuelas primarias de Alemania e Italia juntas, añade el texto.

“No se trata de una mera decisión presupuestaria: cada dólar que pierde la educación pone en peligro el futuro de un niño”, señaló la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.

La escuela muchas veces se convierte en un salvavidas que permite conectar a la infancia con servicios esenciales como los de salud, protección y nutrición, sobre todo en las situaciones de emergencia. Además, ofrece una verdadera oportunidad para escapar de la pobreza y construirse un futuro mejor, añadió.

Unicef indicó que las peores consecuencias podrían observarse en África Central y Occidental, donde 1,9 millones de pequeños corren el riesgo de quedar fuera de los centros educativos.

El análisis calcula que 28 países perderán como mínimo una cuarta parte de la ayuda recibida hasta el momento y los recortes afectarán más a la etapa de educación primaria, que perderá la tercera parte de su financiamiento.

También podría reducirse drásticamente la asistencia en los contextos humanitarios, donde la educación representa mucho más que un aprendizaje, ya que brinda un apoyo esencial y una sensación de estabilidad y normalidad a los niños traumatizados, apunta el informe.

Algunos servicios esenciales como los programas de alimentación escolar, que en ocasiones ofrecen la única comida nutritiva del día, podrían ver su financiación reducida a más de la mitad, agrega.

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