En Sudáfrica, además de ello, los varones de varios grupos tribales, principalmente Xhosa, deben convertirse de niños a hombres ante la sociedad de una manera diferente: Pasar la ceremonia de iniciación (Ulwaluko en lengua Xhosa).

Éste rito comprende diferentes acciones que usualmente se acometen en el monte, lejos de la comunidad. Los jóvenes son presentados a sus antepasados, se les enseña la historia de su tribu y les instruyen sobre los modos de comportamiento de los hombres adultos y cómo asumir sus responsabilidades sociales y familiares para contribuir positivamente con la sociedad.

Durante el proceso, los “niños” que se convertirán en hombres “hechos y derechos” son aislados del entorno, en chozas edificadas y dispuestas especialmente para la ocasión en las cuales se someten a una dieta rigurosa en la cual prima la ausencia de carne.

Los periodos de aislamiento acorde con el paso de tiempo y las urgencias de la vida moderna han variado. Si hace un siglo un iniciado podía pasar varios meses en el monte, actualmente se aceptan hasta unas pocas semanas.

Más allá de su profundo sentido espiritual, todo parece muy normal pero la ceremonia incluye un momento algo traumático como componente esencial: la circuncisión. Si bien ésta debe ser realizada por un profesional calificado, el instrumento empleado usualmente es ¡una lanza!

No obstante, algunos jóvenes dicen que lo peor es el tiempo sin acceso a un celular…

Así, dos veces al año —en verano e invierno— se efectúan estas ceremonias en el país. En tiempos recientes, sobre todo en escuelas de iniciación ilegales, se produjeron excesos y accidentes que terminaron con la muerte de participantes. No pocas, desgraciadamente.

Ante ello el Gobierno ha tomado medidas para garantizar la seguridad de los rituales, en un delicado balance entre preservar las tradiciones culturales milenarias y ajustarlas a los criterios sanitarios modernos.

(Tomado de Orbe)