Aunque el fenómeno retrasó su velocidad de traslación y ahora la Oficina de Meteorología indica que tocará tierra australiana el próximo sábado, su cercanía podría provocar intensas lluvias y vientos destructivos desde esta noche en Queensland y Nueva Gales del Sur, que alberga a la ciudad de Sídney.

Las autoridades de Queensland confirmaron en la mañana de este jueves registros récords en las alturas de las olas, una de ellas de 12,3 metros.

Por su parte, decenas de establecimientos comerciales amanecieron con las puertas cerradas como medida preventiva, mientras cientos de centros escolares también pospusieron sus labores.

El primer ministro, Anthony Albanese, confirmó que se trata de un fenómeno meteorológico grave, con fuertes lluvias, vientos destructivos e inundaciones considerables.

A su vez, recalcó que todo el sistema de prevención y respuesta a emergencias está listo para hacer frente al ciclón de categoría dos, con vientos de entre 95 y 130 kilómetros por hora.

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