Desde las 18:00, hora local, tres horas entes del pitazo inicial en el Allianz Arena de Múnich, la avenida que los franceses consideran la más linda del mundo quedó prohibida para el tráfico de vehículos, propiciando la invasión de turistas y citadinos, estos últimos confiados en que la fiesta se apoderará del lugar tras un triunfo rojiazul.

Junto con el mar de camisitas del PSG, club de fútbol que buscará en la urbe alemana su primer título de la Liga de Campeones, frente a un rival que tiene tres, sobresalen en los Campos Elíseos el despliegue de uniformados, unos dos mil 500, y de equipos antimotines, entre ellos los camiones que disparan agua.

Si el equipo de la capital francesa derrota al Inter, la famosa avenida será el epicentro de los festejos, un escenario que genera inquietud en las fuerzas del orden, por el hecho de que grupos violentos suelen aprovechar las grandes movilizaciones en suelo galo para imponer su agenda desestabilizadora.

También los comercios temen lo peor, y salvo los hoteles, la mayoría de ellos cerraron sus puertas hasta mañana, con la esperanza de sus dueños de no encontrar el domingo sorpresas desagradables.

Por lo pronto, y la gente espera que así siga, los Campos Elíseos son un territorio de celebración, alegría y fraternidad.

En torno al Arco del Triunfo, monumento que corona uno de los extremos del paseo, la policía creó una zona estéril, impidiendo el acceso de público a un sitio que acoge la tumba del soldado desconocido.

Por la Ciudad de la Luz también es fácil descubrir la fiesta popular, a partir del atuendo de las personas y de los preparativos en cafés y bistrós para proyectar el partido PSG-Inter.

En el Parque de los Príncipes de París, más de 40 mil aficionados disfrutarán el encuentro en pantallas gigantes, en otro desafío de seguridad para las autoridades.

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