El aumento fue exponencial entre una y otra fecha, advirtió el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Randall Zúñiga, ante la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Legislativa, añadió el periódico Delfino.cr.
La autoridad explicó a los diputados, además, las dificultades que enfrentan para seguir la ruta del dinero en casos de fraudes bancarios, un fenómeno que calificó como «creciente y de alto impacto económico y social».
Zúñiga comparó el atractivo para los delincuentes del fraude electrónico frente a los asaltos tradicionales, pues –reflexionó- un atraco en la calle conlleva el peligro de ser detenido o perder la vida, en caso de que la víctima se defienda, mientras que en el ciberespacio ese riesgo es inexistente.
“En un asalto callejero –subrayó- la víctima pierde lo que lleva en la billetera o en la cartera, pero en una cuenta bancaria están los ahorros de toda una vida, lo que sea que tenga la persona. Y los delincuentes se lo llevan».
Según el experto, a diferencia de lo que ocurre en un barrio, donde varios robos generan una rápida presencia policial, en el ciberespacio la actividad delictiva no despierta alertas inmediatas, y ello facilita la operación de bandas organizadas.
Por otro lado –enfatizó- una parte significativa de los afectados son adultos mayores, más vulnerables a engaños relacionados con claves de acceso o supuestas «llamadas» telefónicas por parte de entidades bancarias.
El jefe policial explicó, asimismo, que entre los principales obstáculos para recuperar los fondos sustraídos sobresalen los tiempos de respuesta de las entidades financieras, que, para determinar si una persona sospechosa tiene cuentas, debe enviar solicitudes a los 84 bancos del país, cuyas respuestas tardan desde una semana hasta ocho meses.
Zúñiga precisó que, incluso mediante un software desarrollado para centralizar la información, la normativa vigente obliga a tramitar oficios individuales para cada entidad y con firma judicial, aun cuando lo único que se pide es confirmar si una persona posee o no una cuenta.
“La situación –puntualizó- resulta irracional e ilógica en tiempos modernos, pues cuando finalmente se logra obtener una respuesta, los fondos ya desaparecieron.
lb/apb





