La superpoblación de los campamentos de refugiados que huyen de los combates entre las Fuerzas Armadas de la RDC y los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23) en la vecina Rutshuru se convierte en un asunto de seguimiento, pues representa un riesgo sanitario y de violencia.
Un informe de la ONG Kijiji cha Amani (Islote de la Paz) describió la situación como catastrófica, en particular para las mujeres y niños, reportó Radio Okapi.
Las llegada masiva de personas a las ciudades y pueblos de Kanyabayonga, Kayina, Bulotwa, Mighobwe, Luofu, Kataro, Kalevya y Kirumba complejiza el panorama, pues la mayoría de estos desplazados viven con familias de acogida, en iglesias y en algunas escuelas, donde comparten las aulas con los alumnos.
En general las condiciones de vida son precarias, razón por la cual se han registrado casos de muerte entre los niños desplazados y de explotación sexual de las mujeres.
Las necesidades de alojamiento, alimentos, instalaciones sanitarias, atención primaria de salud y agua potable se incrementan por día, algo que también han remarcado Oxfam Internacional y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA).
En tanto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) señaló la necesidad de movilizar más de dos mil millones de dólares para hacer frente a las necesidades humanitarias de alrededor de 8,7 millones de personas en la RDC.
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