Durante la presentación a la prensa del más reciente informe sobre el tema, la representante urgió a un aumento de la inversión y una reforma del sistema financiero internacional ante el riesgo de que 600 millones de personas vivan en la pobreza extrema en 2030 de mantenerse el ritmo actual.
El fin de la pobreza es una de las metas principales de los 17 ODS incluidos en la Agenda 2030, hoja de ruta trazada por Naciones Unidas hace casi una década y que incluye además terminar con el hambre, garantizar la disponibilidad de agua potable y el saneamiento, así como reducir la desigualdad dentro y entre los países.
No obstante, en la mitad del camino, el organismo reconoce un retroceso en la mayoría de los objetivos que ahora enfrentan desafíos sin precedentes para la estabilidad mundial con el auge de los conflictos, la amenaza climática o la desigualdad.
La vice titular de la ONU advirtió que aproximadamente el 40 por ciento de la población mundial -unos tres mil 300 millones de personas- viven en países donde los gobiernos ahora gastan más en pagos de intereses que en educación o salud.
A la par, la estructura financiera no apoya la inversión y el desarrollo como debería.
“Las tasas promedio de crecimiento han disminuido constantemente en los últimos 25 años, desde más del seis por ciento antes de la crisis financiera mundial hace más de 15 años a alrededor del cuatro por ciento en la actualidad”, dijo citando el Informe sobre Financiamiento para el Desarrollo Sostenible 2024.
El texto estima que se necesitan 4,2 billones de dólares anuales para cerrar la brecha de financiamiento para el desarrollo, una cifra mucho mayor que los 2,5 billones necesarios antes de la pandemia de la Covid-19.
Igualmente reconoce que las crecientes tensiones geopolíticas, los desastres climáticos y una crisis mundial del costo de la vida afectan a miles de millones de personas y perjudican los avances en materia de atención sanitaria, educación y otros objetivos de desarrollo.
De acuerdo con el análisis, en los países menos desarrollados el servicio de la deuda será de 40 mil millones de dólares anuales entre 2023 y 2025, más del 50 por ciento más que los 26 mil millones de dólares en 2022.
Por otra parte, los desastres relacionados con el clima más fuertes y frecuentes representan más de la mitad del aumento de la deuda en países vulnerables.
Como respuesta, la vicesecretaria pidió rehacer la actual arquitectura financiera internacional –establecida hace casi 80 años– así como otorgar mayor protagonismo a los países en desarrollo dentro de la gobernanza económica global.
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