Esta jornada, celebrada desde 1989 por iniciativa del Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, sirve para preguntarnos quién sigue sin estar registrado y por qué, y cuál es el coste para las personas, las sociedades, y qué debemos hacer mundialmente para no dejar a nadie atrás.
Su objetivo primordial es crear conciencia en relación a todas las problemáticas que en la actualidad afectan a la población global, sobre todo en asuntos relacionados con el crecimiento y desarrollo de los pueblos.
Según los expertos, en los últimos 30 años, las sociedades de todo el mundo han logrado grandes avances en la mejora de la recopilación, el análisis y el uso de los datos demográficos.
Las nuevas cifras de población, desglosadas por edad, etnia, sexo y otros factores, reflejan en la actualidad la diversidad de nuestras sociedades con mayor precisión.
Con estos avances se ha mejorado considerablemente la prestación de asistencia sanitaria, lo que se traduce en mejoras sustanciales de la salud sexual y reproductiva y de la capacidad de ejercer derechos y elegir.
El empleo de las nuevas tecnologías permiten cada vez más una medición más detallada y oportuna que nunca de las experiencias de las personas.
Sin embargo, las comunidades más marginadas siguen estando infrarrepresentadas en los datos, lo que repercute profundamente en sus vidas y su bienestar.
Tuvieron que transcurrir cientos de miles de años para que la población mundial creciera hasta alcanzar los mil millones de habitantes, y solo en unos 200 años más se multiplicó por siete.
En 2011, la población mundial alcanzó la cuota de los siete mil millones de personas y en 2021 la cifra aumentó a casi siete mil 900 millones.
Se prevé que serán ocho mil 500 millones de seres humanos para 2030, nueve mil 700 millones en 2050 y 10 mil 900 millones en 2100.
Este espectacular crecimiento fue impulsado por el creciente número de personas que llegan a la edad reproductiva, y ha venido acompañado de cambios importantes en las tasas de fecundidad, el aumento de la urbanización y la aceleración de la migración.
Los especialistas advierten que estas tendencias tendrán consecuencias de gran alcance, pues afectan al desarrollo económico, al empleo, a la distribución de la renta, a la pobreza y a las protecciones sociales.
También repercuten en los esfuerzos por garantizar el acceso universal a la atención médica, la educación, la vivienda, el saneamiento, el agua, los alimentos y la energía.
De acuerdo con los expertos, para satisfacer de manera más sostenible las necesidades de las personas, los encargados de la formulación de políticas deben saber cuántas personas viven en el Planeta, dónde se encuentran, qué edad tienen y cuántas personas habrá en el futuro.
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