El reporte sostiene que el sistema carcelario “no está preparado para atender al volumen actual de población, lo que conlleva a que los servicios penitenciarios se vean resentidos y se afecte la dignidad de las personas privadas de libertad”.
Añade la falta de capacidad de recursos humanos, técnicos y materiales.
Los servicios de atención de la salud en los centros penintenciarios «no logran cumplir con ciertos tratamientos y no existen las condiciones alimenticias, de higiene, de habitación, de vivienda que hacen que un tratamiento sea exitoso, dice el texto.
El hacinamiento influye en la prevalencia de enfermedades infectocontagiosas que se reinfectan, acota el informe de la mesa interinstitucional para la reforma penal y penitenciaria.
La investigación reafirma que Uruguay es uno de los 10 países del mundo con mayor encarcelamiento por habitante.
Señala una capacidad en prisión para unas 13 mil 300 personas, lo que correspondería a unas 386 personas presas cada 100 mil habitantes.
Pero en las cárceles uruguayas hay 464 privados de libertad por cada 100 mil habitantes.
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