El viceministro boliviano de Asuntos Consulares, Fernando Pérez, y el embajador de Venezuela en este país, César Trómpiz, develaron la placa que deja constancia del acontecimiento histórico ocurrido el 7 de febrero de 1825.
Al acto asistieron legisladores nacionales y departamentales, una amplia representación del cuerpo diplomático acreditado, funcionarios gubernamentales, autoridades académicas y representantes de movimientos y organizaciones sociales.
”Desde el día de ayer hemos visitado a Desaguadero, Tiahuanaco y Lajas para dejar constancia con placas que rememoran el paso triunfal de Sucre hacia esta ciudad, como parte de la conmemoración de la gesta bicentenaria de la fundación de Bolivia» (6 de agosto), afirmó Trómpiz durante el acto.
Recordó que Sucre fue el segundo presidente de Bolivia después de Bolívar según los documentos, y el primero en ejercicio desde el punto de vista institucional, pues por encargo de El Libertador desempeñó esta responsabilidad desde 1825 hasta 1828.
Destacó que las instituciones que él creó todavía siguen en pie como la Policía Nacional, el Colegio Ayacucho y otra cantidad importante a lo largo y ancho de Bolivia, país en el que hizo grandes aportes a la educación, la abolición de la esclavitud y el buen trato y respeto a la población indígena originaria.
Resaltó el embajador que la hermandad existente entre Bolivia y Venezuela tiene una sólida base cimentada por el Libertador Simón Bolívar y el Gran Mariscal de Ayacucho.
Por su parte, el historiador venezolano-boliviano Orlando Rincones recordó que el arribo de Sucre el 7 de febrero de 1825, tuvo lugar a pocos meses de su extraordinario triunfo en la Batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824 frente al más poderoso ejército de las fuerzas colonialistas españolas.
Rincones expresó que ese acontecimiento fue el inicio para el Alto Perú y para la futura Bolivia del camino final para su emancipación.
“Sucre no solo se contentó con cumplir la orden militar que le dio el Libertador -explicó Rincones-, también convocó una asamblea general deliberante para que fueran los alto peruanos quienes decidieran su destino”.
Significó que, además, desde su arribo, inició un importante proceso de transformaciones sociales que representaron cambios profundos y radicales.
“Su presencia significó un cambio de justicia social, de equidad, de transformar una antigua colonia subyugada por el poder imperial español y de sentar las bases fundamentales de un Estado republicano”, concluyó el historiador.
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