De acuerdo con la heliofísica del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, Bea Gallardo-Lacourt, SPHEREx servirá para observar el universo y realizar una cartografía del cielo, mientras que PUNCH hará lo mismo con el Sol y estudiará cómo el viento solar se forma, sale y viaja por el medio interplanetario.
Ambas misiones deben despegar este 4 de marzo desde la base de la Fuerza Espacial Vandenberg, California, Estados Unidos.
El telescopio SPHEREx (Spectro-Photometer for the History of the Universe, Epoch of Reionization and Ices Explorer) mapeará el cielo en 102 colores a través de longitudes de onda infrarrojas, muchas de ellas invisibles para el ojo humano, explicó la científica de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
Según Gallardo-Lacourt, su objetivo es estudiar la creación y evolución de las galaxias, los orígenes del agua, su abundancia y el de otros ingredientes claves para la vida al poder “fotografiar a color” compuestos químicos y moléculas.
Hará una cartografía del cielo a fin de proporcionarla a la humanidad una mejor vista del universo, la cual se complementará con el de misiones de los telescopios Hubble y James Webb.
“Mientras se mantenga en el espacio, recopilará datos de más de 450 millones de galaxias y más de 100 millones de estrellas en la Vía Láctea”, especificó la experta.
Por su parte, la misión PUNCH se trata de usar un cronógrafo, instrumento que crea un “eclipse artificial”, es decir: “ocultar artificialmente la parte más brillante del Sol” permitiendo ver la corona solar y cómo se genera el viento del astro Rey.
Los científicos buscan con ello, entender cómo ese viento solar afecta realmente a la Tierra, lo cual podría influir posteriormente en mejorar las conexiones globales a internet y tener un espacio extraterrestre más seguro.
El viento solar afecta a todos los planetas en su paso, incluyendo la Tierra y actualmente influye en el clima espacial y las comunicaciones, “pues las variaciones que provoca el viento solar inciden en los satélites encargados de las conexiones web”, dijo también Gallardo-Lacourt.
“Vivimos el período de máximo solar, lo cual propicia que las auroras ocurran más frecuentemente, y estas variaciones podrían influir en los satélites de comunicación y este es el mejor momento para ambos estudios”, añadió.
Puntualizó que, aunque “las misiones usualmente tienen un tiempo nominal de tres años, la NASA espera que ambas puedan prolongarse a fin de llevar a cabo más investigaciones científicas.
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