El congresista, de 62 años, anunció su precandidatura el pasado 22 de agosto desde la ciudad de Pasto y después de que varias agrupaciones sociales y políticas le pidieran ser parte de la carrera por la Presidencia.
Cepeda, un reconocido luchador por los derechos humanos en Colombia, fue uno de los rostros más visibles de la delegación gubernamental en diálogos con las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y aun conforma el equipo en negociaciones, ahora detenidas, con el Ejército de Liberación Nacional.
Ha sido definido por el presidente Gustavo Petro como “un terco de la paz”.
Se inició en la política como representante a la Cámara en 2010 y llegó al Senado 2014.
Una de las solicitudes más apasionadas para que se presentara como precandidato fue realizado por el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice).
“Iván no ha hecho de la defensa de los derechos humanos un recurso retórico: la ha convertido en práctica vital. Ha confrontado al poder allí donde se disfraza de legalidad, ha denunciado el entramado de violencias estatales y paraestatales, y ha perseverado en la tarea de mostrar que la verdad es un acto político mayor, capaz de reordenar el sentido mismo de la sociedad”, describió la organización.
A modo de conclusión, convocó a la sociedad colombiana a reconocer en el hoy congresista “no solo a un conductor y referente de un proyecto de país sino a un referente ético indispensable para el futuro del país”.
La imagen del senador está indisolublemente ligada al fallo de culpabilidad contra el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) por fraude procesal y soborno en actuación penal.
La cruzada que lideró Cepeda, acreditado como víctima en el proceso, data de hace más de una década, cuando investigó los presuntos nexos del exgobernante con el paramilitarismo y este, en respuesta, lo acusó de manipulación de testigos.
Paradójicamente, después de analizar las pruebas, la justicia colombiana determinó que era Uribe quien buscaba levantar falso testimonio contra el congresista.
Tras anunciar su intención de competir por la Casa de Nariño, Cepeda aseguró que en su labor proselitista no apelará al odio, ni a la burla, ni a la deshumanización del oponente.
“Será una campaña de diálogo, con las personas del común, con mis adversarias y adversario políticos. No responderé con insultos, ataques personales ni campañas difamatorias. Como ha sido la práctica de toda mi vida política, me guiaré por el principio del respeto, que no significa renunciar al debate, sino ejercerlo con firmeza, coherencia y altura”, afirmó.
Además de ser calificado por amplios sectores sociales como un político de elevada estatura ética y de tendencia conciliadora, es asimismo reconocido como otra de las víctimas que la violencia política deja en la historia del país.
Su padre, Manuel Cepeda Vargas, político de izquierda y senador de la Unión Patriótica, fue asesinado en agosto de 1994 por agentes del Estado en complicidad con paramilitares.
El senador conforma ya el listado de los diez precandidatos que representan a la coalición de partidos progresistas de Colombia Pacto Histórico, quienes pujarán en una consulta interna el próximo 26 de octubre y de donde saldrá un único nombre.
Después del escrutinio al que se someterán los aspirantes en la referida fecha, el elegido se medirá entonces con postulantes de otras agrupaciones afines a la izquierda, de manera que el candidato que resulte elegido posea el respaldo de un frente más amplio.
Hasta ahora los nombres que figuran por el Pacto Histórico son el excalde de Medellín Daniel Quintero, el exdirector del Departamento de Prosperidad Social Gustavo Bolívar, la exministra de Ambiente Susana Muhamad, la exministra de Salud Carolina Corcho, la exministra de Trabajo Gloria Inés Ramírez y el líder social Alí Bantú.
Completan esa nómina el exjefe de despacho del actual gobierno Alfredo Saade y los senadores María José Pizarro, Gloria Flórez e Iván Cepeda.
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