De acuerdo con un informe de ese organismo referente a la situación en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, el 40 por ciento de estas instituciones perdió a su personal médico debido a la creciente inseguridad y la falta de financiación humanitaria.
Estas dificultades provocan que sea complejo responder a la afluencia continua de pacientes heridos, una gran proporción de los cuales son civiles, incluidos mujeres y niños; mientras que el traslado a centros adecuados se ve obstaculizado por los combates.
El CICR señaló que la escasez de medicamentos afecta productos esenciales como los antipalúdicos, antituberculosos, antirretrovirales, vacunas, kits para pacientes con violación, alimentos terapéuticos y pruebas de detección.
Agregaron que el continuo desplazamiento de las poblaciones debido a la violencia complejiza y presiona el funcionamiento de un sistema de salud fragilizado.
El reporte precisó, además, que muchos centros de salud se vieron obligados a trasladarse a escuelas o refugios improvisados para seguir funcionando, en tanto el acceso de la población al agua potable, los medicamentos y la atención básica es limitado.
Estas cuestiones incrementan la exposición a enfermedades como la malaria, las infecciones respiratorias y las enfermedades transmitidas por el agua.
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