El embajador venezolano aquí, Remigio Ceballos, denunció la campaña de desinformación y propaganda en contra de su nación llevada a cabo por Washington desde hace más de dos años.
En particular, reiteró el rechazo de su gobierno a las amenazas de ataque armado y acciones destinadas a socavar la soberanía venezolana.
Ceballos afirmó que Washington busca apoderarse de los recursos naturales del país y acusó a Estados Unidos de utilizar falsos pretextos como la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo para socavar la paz en América Latina y el Caribe.
En conferencia de prensa ante medios del gigante asiático, el embajador denunció la guerra psicológica contra el pueblo venezolano con el objetivo de desmoralizarlo y desestabilizar al gobierno.
Subrayó que destruir embarcaciones civiles y causar muertes bajo el pretexto de combatir el narcotráfico viola el derecho internacional.
Ceballos indicó que Caracas ha identificado posibles acciones hostiles, entre ellas atentados terroristas contra líderes e infraestructuras críticas, bloqueos navales y aéreos, y ataques contra las fuerzas armadas venezolanas.
El embajador agradeció el respaldo de China a la posición de Venezuela y su rechazo a la interferencia externa y al uso o amenaza del uso de la fuerza en asuntos internos.
Ceballos destacó que las relaciones entre Caracas y Beijing superan los 50 años y se han fortalecido bajo los gobiernos de Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Xi Jinping.
Al mismo tiempo, subrayó que China representa un contrapeso esencial en América Latina y el Caribe frente a las pretensiones hegemónicas de Estados Unidos en la región.
Ante el incremento de tensiones, el Gobierno de Venezuela solicitó de manera urgente la convocatoria a una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Caracas subrayó que el fin ulterior de la política de Washington es avanzar en sus políticas de “cambio de régimen», y hacerse del control de los vastos recursos naturales que se encuentran en territorio venezolano.
La nación bolivariana denunció además el despliegue militar sin precedentes en la región del Caribe Sur, que incluye destructores misilísticos, aviones de combate, tropas élite, activos utilizados en operaciones especiales y misiones encubiertas, e incluso un submarino nuclear, todos ubicados a escasas millas de las costas venezolanas.
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