Según el sitio web Metrópoles, el exmandatario ultraderechista confesó a sus allegados que cree que este es el destino más probable, aunque aún busca revocar la condena mediante apelaciones ante el Supremo Tribunal Federal (STF).
De acuerdo con una fuente cercana a la familia, Bolsonaro pretende intentar conmutar la pena por arresto domiciliario si el STF ordena su traslado a prisión.
El principal argumento probablemente será el estado de salud, pues el excapitán del Ejército enfrentó problemas recurrentes desde que dejó el cargo en 2023.
Hasta la fecha, Bolsonaro ha sido hospitalizado tres veces en 2025 y se ha sometido a intervenciones quirúrgicas.
El equipo de defensa debería utilizar estos episodios para reforzar el argumento de que debe cumplir su condena en arresto domiciliario, con atención médica.
La condena fue dictada por la Corte Suprema el 12 de septiembre, cuando Bolsonaro y sus aliados fueron declarados culpables de organización criminal armada, intento de abolición violenta del Estado de Derecho y golpe de Estado.
Para la Fiscalía General, el exgobernante lideró un grupo que intentó impedir que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera el poder tras las elecciones de 2022.
Analizadas por el Ministerio Público Federal y aceptadas por la primera sala de la Corte Suprema, las investigaciones de la Policía Federal indican que el plan del grupo incluía acciones violentas e incluso la muerte de autoridades, entre ellas el propio Lula y el juez Alexandre de Moraes.
La semana pasada, la defensa de Bolsonaro presentó una solicitud de aclaración para la revisión de la sentencia.
El staff jurídico refiere que el fallo de la Corte Suprema no analizó puntos esenciales y califican el veredicto de «injusto y erróneo».
Argumenta que el tribunal ignoró el argumento de la «retirada voluntaria», según el cual no hubo actos efectivos de ejecución de los delitos.
La apelación también cita el voto del ministro Luiz Fux, el único en contra de la condena, como fundamento de la solicitud de revisión.
Mientras aguarda la sentencia de las apelaciones, el exparacaidista y su equipo discuten estrategias legales para evitar el encarcelamiento en régimen cerrado.
Internamente, sus aliados afirman que procura mantener su rutina e imagen pública, pero admite estar en la recta final de su condena.
El caso Bolsonaro sigue siendo uno de los más emblemáticos en la historia reciente del STF, marcando un precedente sobre la responsabilidad penal de expresidentes y el alcance de las instituciones frente a los desafíos democráticos.
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