Tal afirmación la confirma el diario Le National que explica que las pandillas incrementaron sus incursiones en el área metropolitana y zonas aledañas, lo cual provocó una desaceleración de las actividades del sector antes mencionado.
Los transportistas lamentan que ya no pueden viajar como antes como resultado de los abusos de las banda criminales, que los obligaron a desplazar sus tradicionales estaciones a zonas un poco menos peligrosas.
Ahora los conductores que trabajan en los puntos de autobuses de Delmas, Lalue y otras zonas evitan mover pasajeros a lugares controlados por los matones, como Centre-Ville y Drouillard, puntualiza el rotativo en su versión digital.
Algunos transportistas se quejan de las casetas de peaje, pues a pesar del bajo número de pasajeros, se ven obligados a pagar a los bandidos las tarifas habituales.
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