La IED podría ayudar a enfrentar “la trampa de baja capacidad para crecer” en la que está sumida la región, pero se necesitan políticas que coloquen el énfasis no solo en la atracción, sopesó el secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Manuel Salazar-Xirinachs, al presentar el informe en la capital de Chile.
También deben velar por lo que sucede luego del establecimiento del negocio y por conectar dichas estrategias con las políticas de desarrollo productivo de los Estados y sus territorios, recomendó.
A juicio de la institución de Naciones Unidas es importante focalizar la atracción de la IED hacia sectores o áreas consideradas prioritarias para el desarrollo productivo sostenible.
En tal sentido, propuso al menos 14 sectores impulsores, entre ellos, industria farmacéutica y de dispositivos médicos, exportación de servicios modernos habilitados por las TIC, sociedad del cuidado; gobierno digital, transición energética, electromovilidad, economía circular y turismo sostenible.
Asimismo, recomendó dotar a las Agencias de Promoción de Inversiones de recursos, personal calificado y estabilidad en la continuidad de esfuerzos para promover inversiones de manera eficaz e implementar sistemas rigurosos de monitoreo y evaluación de políticas, incentivos y condicionalidades.
En un contexto de caída de los flujos mundiales de IED por segundo año consecutivo, en 2023 ingresaron a América Latina y el Caribe 184 mil 304 millones de dólares por ese concepto, cifra un 9,9 por ciento inferior a la registrada en 2022, precisa la investigación.
Al mismo tiempo, disminuyó el peso de las entradas de inversión extranjera directa en el Producto Interno Bruto del área, al representar un 2,8 por ciento, si bien hay comportamientos disparares al establecer comparaciones por países.
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