En un comunicado oficial, el movimiento islamista detalló que su máxima figura, Ismail Haniyeh, explicó la postura durante sendas conversaciones telefónicas con el primer ministro qatarí, Mohamed bin Abdul Rashman Al-Thani, y con el jefe de la inteligencia egipcia, general Abbas Kamal.
Otro dirigente del grupo armado confirmó la noticia a la televisora qatarí Al Jazeera.
Aunque los términos del acuerdo aún no fueron divulgados, desde hace días se habla de una tregua de 40 días, durante la cual se liberarán a 33 prisioneros israelíes a cambio de centenares de palestinos.
Como parte de lo pactado, las Fuerzas Armadas israelíes también deberán retirarse de las zonas pobladas, permitir el regreso de los habitantes del norte de la Franja y otorgar facilidades de entrada de un mayor volumen de ayuda al territorio.
Hasta el momento se desconoce si Hamas aceptó en esta primera fase archivar su reclamo de un compromiso oficial de ese país de poner fin a la guerra en el enclave costero, donde murieron hasta la fecha más de 34 mil personas.
En la primera reacción de Israel al anuncio, un funcionario del Gobierno afirmó al portal noticioso Ynet que “los egipcios flexionaron unilateralmente todos los parámetros para lograr la aceptación de Hamas”.
La actual propuesta no es aceptable para nosotros, subrayó la fuente, en medio de los preparativos del Ejército para asaltar la sureña ciudad de Rafah, donde se refugian más de un millón de palestinos.
Suena como un simulacro, estimó sobre la decisión de Hamas otro funcionario, citado por el mismo medio de prensa.
Este lunes, los militares iniciaron de una campaña para evacuar a la población de la zona oriental de Rafah como paso previo a la invasión terrestre.
Al respecto, la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina denunció que miles de civiles comenzaron a huir de esa área en las últimas horas.
“El número de ciudadanos que se desplazan desde las zonas orientales de Rafah hacia el oeste es grande, especialmente después de la intensificación de los bombardeos”, alertó el vocero de la organización, Osama al Khalout.
La amenaza de ataque provocó duras críticas internacionales, incluida Naciones Unidas, Noruega, la Unión Europea, Francia, Alemania, Egipto y Arabia Saudita.
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