Estados Unidos no tiene ningún derecho para incluir a Cuba, un país soberano que ha sufrido y ha sido víctima de la criminal política de bloqueo y sabotaje terrorista por más de seis décadas, en esa relación, sostiene la declaración difundida en esta capital.
El documento, suscrito por la Asociación de Amistad Laos-Cuba, el Comité por la Paz y la Solidaridad y laosianos egresados en la Isla, subraya que Washington carece de legitimidad y autoridad para acusar a una pequeña, pero digna nación, que desde 1963 ha enviado brigadas médicas para salvar vidas humanas en más de 160 países.
Hoy y para siempre, reafirma, seguimos en todos los espacios posibles y apropiados reclamando y llamando urgentemente al Gobierno estadounidense a poner fin sin condiciones al bloqueo económico, financiero y comercial que desde 1992 ha sido contundentemente condenado por la Asamblea general de la ONU, y a sacar a Cuba de esa deplorable lista unilateral.
El manifiesto fue emitido en medio de la ola de solidaridad internacional con el pueblo cubano que siguió a la difusión, el 15 de mayo último, de una notificación según la cual Cuba resultaba excluida de la lista de países que “no cooperan plenamente con los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos en el año calendario 2023”.
En un comunicado emitido tras conocerse la información el Ministerio de Relaciones de Cuba recordó que estos informes arbitrarios elaborados por Washington carecen de mandato o reconocimiento internacional alguno.
Sin embargo, apuntó, el propio Departamento de Estado mantiene a Cuba en una lista absolutamente unilateral e infundada que designa a Estados que supuestamente “patrocinan” el terrorismo, cuyo único fin es calumniar y servir de pretexto para adoptar medidas económicas coercitivas, como las que despiadadamente se aplican contra la Isla.
El reclamo de que el gobierno de los Estados Unidos corrija esa injusticia es alto y reiterado de parte no solo del pueblo cubano y numerosos gobiernos, en especial de América Latina y el Caribe, sino también de organizaciones políticas, sociales y religiosas de los propios Estados Unidos y de varios políticos de ese país, subrayó la Cancillería.
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