Ya la Constitución de la República consagra la paridad de género como ley y esta se cumple en todas las instancias, incluidos los tres poderes del Estado, comprendido el Parlamento.
Pero donde se hace más notorio es en las elecciones generales del 2 de junio venidero, ya que todas las candidaturas, desde el nivel de ejido hasta la Presidencia de la República, debieron cumplir con el equilibrio establecido.
Es así que en el próximo sexenio, que terminará en 2030, el ocupante del Palacio Nacional será una mujer, una buena noticia para las féminas ahora que se celebra el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer.
Entre las candidaturas a la más alta magistratura de la nación hay un hombre, pero en realidad poco cuenta en una lid donde las cartas están echadas solamente para dos contrincantes mujeres.
Se trata de Claudia Sheinbaum, por Sigamos Haciendo Historia, coalición oficialista que agrupa a los partidos Morena, del Trabajo y Verde por México, y favorita hasta ahora en las encuestas, y Xóchitl Gálvez, senadora del partido conservador Acción Nacional,que hizo alianza con el Revolucionario Institucional y Revolución Democrática.
Sheinbaum fue jefa de Gobierno de la Ciudad de México, cargo que desempeñó de manera eficiente y le permitió ganar las encuestas internas de la coalición, imponiéndose sobre cuatro compañeros aspirantes.
Ambas tienen ideas políticas e ideológicas radicalmente opuestas, lo cual las distingue con mucha claridad, y lo mismo sucede con la personalidad de cada una y sus niveles culturales.
Mientras la primera de ellas es una académica de nivel científico acostumbrada a las exposiciones de alto rango, la segunda es una ingeniera en comunicaciones y empresaria de verbo parlamentario fuerte, con 20 años de experiencia política iniciada a la sombra del expresidente Vicente Fox.
Su currículo político en cargos públicos es corto y se reduce a los tres años en los que estuvo al frente de la delegación Miguel Hidalgo en la capital mexicana, donde se le acusa informalmente de usar el puesto para favorecer a sus empresas y las de su familia.
En manos de Sheinbaum o Gálvez estará el destino de México para los próximos seis años, un hecho inédito en la historia republicana de un país que fue calificado durante largo tiempo como extremadamente machista, pues nunca, ni ellos ni ellas, imaginaron a una mujer presidenta.
(Tomado de Orbe)
